Occidente redirecciona activos rusos para fortalecer a Ucrania ante el avance de Moscú
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Los países del G7 consideran una audaz estrategia financiera para respaldar militarmente a Ucrania con fondos congelados rusos, generando un cambio significativo en la dinámica de la guerra.
En un giro estratégico sin precedentes, las economías más poderosas del mundo, agrupadas en el G7, discuten cómo convertir los activos financieros rusos congelados en Europa en una fuente crucial de apoyo para Ucrania. Este viernes, los ministros de Finanzas debatieron sobre la viabilidad de canalizar hasta 282.000 millones de dólares de las reservas de divisas rusas para fortalecer la resistencia ucraniana frente a la agresión de Moscú.
El encuentro en Italia, marcado por la reciente ofensiva sorpresa rusa en Járkiv, subraya la urgencia de un apoyo más robusto a Kyiv. “Es vital y urgente que desbloqueemos colectivamente el valor de estos activos para beneficiar a Ucrania”, enfatizó Janet Yellen, secretaria del Tesoro de EE.UU., en un evento en Francfort.
La propuesta en consideración sugiere otorgar un préstamo a Ucrania de hasta 50.000 millones de dólares, utilizando como garantía los futuros ingresos generados por los activos rusos inmovilizados. Esta medida busca anticipar el flujo de dinero que, de otro modo, tardaría años en materializarse. Según Yellen, esta estrategia no solo atiende las necesidades inmediatas de Ucrania sino que también reúne recursos significativos para su causa.
A pesar de las ventajas potenciales, la medida ha generado debate. La Unión Europea muestra preocupación por las implicaciones a largo plazo de incautar o reasignar estos activos, temiendo que esto pueda disuadir a otros países de mantener sus reservas en el bloque europeo. “Es un punto intermedio hacia la incautación total”, explicó Lee Buccheit, experto en deuda soberana.
Mientras tanto, en un contexto donde cada dólar cuenta, la UE ha logrado un acuerdo para redirigir entre 2.700 y 3.300 millones de dólares anuales de los ingresos generados por los activos en Euroclear hacia Ucrania. Este primer paso, aunque modesto en comparación con las cifras debatidas en el G7, marca un compromiso inicial de ayudar a Kyiv a enfrentar las consecuencias de una guerra que ha devastado su economía.
La próxima cumbre del G7 en Italia podría ser decisiva en este esfuerzo. Allí se espera que se firme un plan definitivo que no solo sostenga la defensa de Ucrania sino que también establezca un precedente en la gestión de crisis internacionales mediante el uso estratégico de activos financieros congelados.